índice

La ceja y el dólar

Ten cuidado con las cejas.

Sin hacer mucho esfuerzo se me viene a la cabeza esa frase muy de madre que siempre ha sido “Ten cuidado con cómo te depilas las cejas que luego no vuelven a crecer”. Puede que este sea uno de los mejores consejos que te pueden dar, aunque no todo el mundo tiene la suerte de tener pelo en la ceja para poder depilarse.

Yo siempre he sido muy cejón, es más, si no me las depilara solo tendría una ceja, y esto era motivo de mofa cuando era adolescente, nunca me molesto demasiado (al final soy un hombre) pero he pasado en un lapso de 15 años de recibir comentarios negativos sobre mi ceja a ser alabada allá por donde voy. Y eso me ha hecho pararme a pensar en la importancia de la ceja, no solo a nivel belleza porque es el marco de los ojos, si no a que se debe ese cambio de paradigma sobre cómo hemos visto y dado importancia durante la historia esta parte de nuestro rostro.

Ahora mismo la mayor tendencia de la ceja es que sean bastante anchas, levantadas, bien fijadas, rellenas, y sobre todo un aspecto salvaje, pero… ¿Y quién decide esto?

Pues en este caso no podemos culpar a ningún maquillador ni marca de moda, ya que, aunque no os lo creáis, el tamaño y la dedicación que le damos a las cejas tiene más que ver con el dólar que con las pasarelas.

Os cuento…

En la belle Époque (principios del S. XX) vivíamos una belleza y estética muy natural, y con el inicio de la primera guerra mundial, la sociedad estaba más preocupada de mantenerse a salvo que de cuidar sus cejas y se comienza a poner el valor el estar con el pelo bien arreglado que dedicar tiempo y dinero a la estética y mucho menos a las cejas.

Pero a partir de los años 20 la economía comienza a subir y, por lo tanto, el poder adquisitivo de la gente. Vuelve el culto a la belleza, el cuidarse y por supuesto se vuelve a usar maquillaje, comenzando a poner el foco en el cuidado del rostro, siendo parte importante de este las cejas, que se las comienza a dar atención con ciertos gestos como la depilación.  En esta época la mítica ceja arco no solo se consigue mediante la modificación de esta, sino que también se comienza a maquillar, rellenar y empieza a crecer un culto hacia esta forma de las cejas. Pero no sería hasta los años 30 cuando se comienza a para dibujarla desde cero y conseguir un efecto de ceja irreal inspirado en la imagen que ofrecían actrices de Hollywood de la época, tales como Greta Garbo, Maria Kiesler o Mae West.

Todo iba muy bien para el mundo de la belleza y la cosmética, pero como no podía ser de otra forma, con la segunda guerra mundial (1939), vuelve la crisis económica y la belleza y los cuidados pasan a un segundo plano. La gente ya no tiene ni ganas ni economía para dedicar tanto tiempo a las cejas y se comienza a ver una tendencia mucho más poblada, más natural, pero con una forma angulosa, dando un aspecto más agresivo un poco en la línea de la situación que se vivía en aquella época.

Y llegan los 50, y esta forma angulosa comienza a relajarse y comenzamos a ver unas cejas que dulcifican el rostro (todos tenemos en mente esa imagen de madre Estadounidense dando la merienda sus chiquillos, ¿verdad?) y aunque de aspecto se buscaba la naturalidad, la mejora económica de nuevo vuelve a hacer su magia pudiendo dedicarnos más tiempo y dinero al cuidado personal y, por lo tanto, más tiempo a nuestras cejas, volviendo a maquillarlas para conseguir un aspecto homogéneo, fino y arqueado que en los 40.

Si pudiéramos ver en un gráfico la atención que durante estas décadas ha recibido el cuidado de las cejas, comprobaríamos que va en paralelo a la situación económica. Con lo que una vez que la convulsión social en los años 60 se instala en EE. UU. Y casi a nivel mundial, la ceja se vuelve a ensanchar, pero en esta ocasión apostando también por un efecto descuidado, viéndose más natural y despeinada efecto que como os podéis imaginar, llegaría a su fin en los años 70, pero no por el motivo que creéis. Aunque socialmente arrastrábamos la guerra, la lucha social y la crisis económica, la juventud de los 70 decide que, aunque el contexto económico no fuera el más favorable van a priorizar el arreglarse, dedicarse tiempo y verse bien, dando por primera vez en la historia unos cuidados y protagonismo excesivo a una ceja fina, perfilada y maquillada dentro de un contexto de inestabilidad. Esa generación de jóvenes optimistas no duraría mucho, ya que los 80 la ceja vuelve con el conocidísimo efecto desarreglado, prácticamente la ceja se dejaba salvaje sin apenas cuidado, algo muy en contraposición con el boom del exceso de maquillaje y el tiempo que se dedicaba a hacer unos looks cargados de color y de diferentes productos.

Y de nuevo la estabilidad de los 90, donde vuelven a afinarse debido al buen momento económico mundial que vivimos. Habiendo dejado atrás la caída del muro de Berlín, la guerra de Afganistán, etc.… Nuestras cejas vuelva a encogerse y a afinarse hasta llegar a puntos que no se veían desde los años 20, recordando esa ceja arqueada de la época ya casi llegando a los 2000. Creo que todos tenemos en mente esos maquillajes de Christina Aguilera (entre otras) donde las cejas eran una mera anécdota.

Y si por fin los ansiados años 10 (pero de los 2000) donde nos explota en la cara, más bien en las cejas, todo un mundo de cuidados no solo a nivel de depilación, sino también a nivel de atención, instaurándose en todos nuestros barrios, centros específicos de depilación y diseño de cejas. Con lo cual podríamos pensar que en el 2010 la situación económica era buena y nos hacíamos cejas super finas ¿verdad? Pues NO, veníamos de la crisis de 2008, Y nos encontramos con una ceja ancha y definida, alrededor de la cual se ha creado un imperio cosmético del cual es imposible no ser consumidor, tendencias de maquillaje, redes sociales, miles de marcas de cosmética low cost emergentes. Lo cual hace que, a pesar de estar inmersos en una crisis económica, el dinero y la dedicación que invertíamos en los 2010 era inusual históricamente hablando, y volvíamos a vivir el mismo efecto que en los años 70, malos tiempos, inversión en belleza. Generando así un nuevo paradigma.

Y con toda esta información podemos decir que ese consejo de madre que os comentaba al principio no es más que la voz de la experiencia avisándote de que las modas van a y vienen y en ocasiones decidirte por llevar una tendencia que no se adapta a tu realidad o a tu tipo de ceja es probable que con el tiempo nos arrepintamos y es que al final todo se basa en lo que os digo siempre.

Lleva las tendencias que se adapten a ti.

Comparte en redes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *